Creo que nunca le daré el peso de mantenerme a escribir, quiero dejar libres a las palabras, que no se sientan responsables de darme alimento y recursos para vivir, más bien, que como hasta ahora sientan la tranquilidad de venir a mí cuando corresponde, y si llegan en el momento preciso para hacer una causalidad de darme dinero, se los agradeceré eternamente, porque me siento afortunada de poder hacer algo que tanto me apasiona, llamarme a mi misma escritora, sin importar cuánta fama haya de por medio, mis lectorxs no son montones, incluso ni cientos pero con mis decenas, me siento cómoda, tranquila, porque sé que mis mensajes llegan a quienes le correspondan y eso está bien.

Incluso he llegado a pensar que algunxs perseguimos la fama por la comodidad que esta da, pero creo que alguien muy famosx pierde su intimidad, privacidad, su libertad, a mi no me gustaría perder esto, y a veces pensamos que el sueño cualquiera que sea necesita el reconocimiento del mundo, una ovación, aplausos externos para creer que es real, y eso no lo hace mejor sueño o un sueño más completo, creo que lxs artistas, ponen mucha presión en sus dones para que sean su fuente de ingreso, yo pienso que hay que dejar madurar nuestros talentos, trabajarlos pero en paralelo encontrar un trabajo que nos brinde la estabilidad de poder hacer arte por puro placer.

Pobre la escritura, la pintura, la música, la escultura, la danza, el cine y todas las demás expresiones artísticas que reposan sobre cuerpos intensos e inclementes que le entregan la responsabilidad de darles dinero para vivir, porque pasa de ser un disfrute a una tortura constante que debes presionar y exprimir para hacerlas realidad, eso no se lo merece el arte. El arte tiene una naturaleza libre, vibrante, dinámica, impredecible, y puede que sí en algún momento reviente su magia para que otrxs paguen por ello y podamos dedicarnos a esto, pero volverá la presión de un nuevo álbum, una nueva pintura, un nuevo libro, una nueva película, etc. La inevitable presión para vivir, y volvemos a torturarnos y torturar el arte para que dé sus frutos.

Existen dos escritoras, J.K. Rowling y Elizabeth Gilbert que al ver su historia, entiendo que los grandes best sellers, toman su tiempo de gestión, que perfectamente podemos dedicarnos a otros oficios en paralelo a la creación divina de una pieza de arte, sin presionarla, sin afanar su nacimiento, y que cada momento que estemos frente a la creación, tengamos la calma para que la inspiración se pose sobre nuestro regazo y nos susurre, no tenga que pelear con tanto ruido del afán y la frustración porque alguien no tiene para comer, sigo constatando que al arte hay que darle su tiempo y su espacio, no funciona como una oficina de 8am a 5pm y solo por ello no podemos esperar que nos entregue la rentabilidad tangible y rápida de una empresa.

Particularmente pienso que todxs tenemos una vena artística y no es que necesitemos explotarla para volvernos ricxs y famosxs por ella, más bien siento que lxs humanxs tenemos la inminente obligación de experimentar la magia creadora de nuestro cuerpo por medio de expresiones artísticas, las que sean, porque si tenemos trabajos corporativos, estamos usando solo la cabeza, neuronas pensantes todo el tiempo en un cuerpo que apenas se mueve para ir al baño y comer, démonos el chance de dejar salir la energía creadora artística que todxs tenemos y quedemos como espectadores de su magia en nosotrxs.

No para hacernos famosxs, no es necesaria esa expectativa, más bien por el puro placer de crear y disfrutar.

Con AMOR Gerald 🙂

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